Lo creamos o no, aparte de verlos, saber para qué sirven o qué color tienen sus compuestos, también se puede “escuchar” los elementos de la tabla periódica.
La reunión de la Sociedad Americana de Química (ACS por sus siglas en inglés) está celebrando estos días su encuentro anual y nos ha dejado un descubrimiento sorprendente: el científico Walker Smith, dentro de un ambicioso proyecto más grande, ha logrado transformar en sonido todos los elementos de la tabla periódica.
Esto de utilizar métodos sinestésicos para hacer sonar algo que aparentemente no tiene sonido no es nuevo, la música y la ciencia, aunque suene a ciencia ficción, se rigen por métodos similares, y podemos “cruzar” ambas disciplinas. Ya sabemos cómo suena un amanecer en Marte gracias a ingenieros de la Universidad de Exeter o lo sorprendentemente bien que suenan 996 decimales del número pi, entre muchos otros descubrimientos. Pero solo hace unos días, en la conferencia impartida por Smith, pudimos escuchar la tabla periódica.
¿Cómo es posible que suenen los elementos químicos?

La explicación científica se basa en la cantidad de luz que emite cada elemento de la tabla periódica. Los elementos de cada sustancia, cuando la luz incide sobre ella, emiten en distintas longitudes de onda, creando un espectro de color. Lo que ha hecho Smith es sonificar ese particular espectro de cada elemento.
Con ayuda de expertos de las dos áreas, química (David Clemmer) y música (Chi Wang), han relacionado la frecuencia con la que vibran ciertos colores y la frecuencia en la que se transmite la música por el aire: una duplicación en la frecuencia musical corresponde a una octava, es decir, ocho notas. Y ahí tenemos, a muy grandes rasgos, la relación entre las disciplinas.
En este vídeo de la propia ACS tenemos una explicación y demostración mucho más exhaustiva que la mía (y además vemos a Smith convenientemente vestido de espectro de color):
Lo que logramos con esto es que a cada elemento le corresponda una armonía de varias notas, ya que emite en diferentes colores (notas) del espectro.
El objetivo que persigue Smith es convertir la tabla periódica en un instrumento que se pueda tocar para interpretar melodías y exponerlo en Museo WonderLab de Ciencia, Salud y Tecnología de Bloomington (Indiana).
Imagínate lo fácil que sería haberte aprendido la tabla periódica en el instituto “escuchando” los gases nobles y no solo memorizándolos. La utilidad práctica del descubrimiento es patente, en el ámbito educativo es mucho más fácil retener información mediante una imagen o un sonido que con un texto.
La otra gran utilidad de relacionar hechos científicos con sonoros también tiene otros beneficiarios: ahora las personas invidentes podrán reconocer los patrones distintivos de los elementos químicos sin necesidad de verlos.
Quizá en breve podemos tocar melodías y canciones con la siguiente partitura musical: Fe, Cr, O, Te, He, O, Eu…Bienvenidos todos los descubrimientos futuros del señor Smith.