Aunque oficialmente sale a la venta el próximo 26 de agosto, el nuevo disco de Opeth, Pale Communion, lleva filtrado algo más de un mes (y desde ayer se puede escuchar un streaming oficial desde Reino Unido). En estas últimas semanas, ha habido tiempo suficiente para que las legiones de usuarios debatan lo que ya es habitual con cualquier trabajo de Mikael Åkerfeldt y los suyos: “esta música es muy blanda”, “dónde quedan las voces guturales” o “es una genialidad”, “mucho mejor así que antes”. En otras palabras, Opeth ha entrado en la lista de bandas sin término medio; o te encantan o los odias. ¿Y está sucediendo lo mismo con Pale Communion? ¡Por supuesto! Vamos a escuchar por qué.
Antes de nada, recuerda que Heritage, el anterior trabajo de la formación sueca, supuso un giro radical hacia el rock progresivo de los años 70. Sí, el mismo grupo que publicó en 2001 Blackwater Park, un álbum que significó mucho para el black metal y el death, cambió los guturales y las guitarras afiladas por las voces limpias y la menor distorsión posible. Esa evolución en el sonido ha hecho que los seguidores de las etapas más extremas de Opeth renieguen en cierto sentido del momento actual de la banda. Y algo parecido sucede con los que han descubierto a los Opeth de ahora, que no soportan los discos anteriores. Con este contexto, ahora sí, le damos al play.
“Eternal Rains Will Come” abre fuego con un órgano difícil de disociar de la psicodelia y el rock setentero. Piensa en Pink Floyd, Deep Purple o The Doors y enseguida encontrarás las similitudes sónicas. A partir de aquí comienza el viaje. Una batería con grooves impresionantes y unas armonías vivas que acaban desembocando, tres minutos después, en las primeras líneas vocales de Mikael. Voces limpias, melódicas y con varias capas de coros para darle más riqueza. Si de verdad te gusta el rock progresivo, entonces creo que disfrutarás mucho de este corte.
“Cusp of Eternity” es el single. Fue la primera canción que el grupo compartió a modo de adelanto y, desde entonces, se metió bien en mi cabeza. Algunos la pueden considerar como demasiado pastelosa (entendida como demasiado comercial) y, sí, las melodías vocales son simples y repetitivas, pero para mí son como un canto de sirena. Me atrapan. Después, los arreglos y las atmósferas recreadas me agradan bastante, tanto por la estructura, los cambios y la evolución lógica del tema hacia un doble pedal muy bien metido, como por el sonido limpio pero contundente que el grupo ha conseguido. De mis favoritas del LP.
Si miras la duración de “Moon Above, Sun Below” es probable que te agobies un poco. Son casi once minutos que, así, de repente, pueden sonar a eternidad, especialmente si no estás acostumbrado a escuchar rock progresivo. Sin embargo, la voz rasgada (casi gutural) de Mikael en muchos pasajes y el tremendo gusto que, en general, destila el tema, te invitará a ponerte cómodo y a disfrutar segundo a segundo de cada melodía. Yo me quedo con la genial aparición de la guitarra española en torno a la mitad de la canción. ¿Y tú?
He de confesar que la extraña melodía inicial de “Elysian Woes” me echa un poco para atrás. Es una secuencia algo desesperante (ojo, para mí), pero te acaba llevando hacia una parte instrumental que suaviza el viento metal (oboe y corno inglés), aunque acaba recuperando al final la misma progresión desesperante. De las que menos me gustan del CD.
“Goblin” arranca con el delay de una guitarra en limpio y un psicodélico juego de bajo, órgano y guitarra eléctrica, que acaba convirtiéndose en el pilar melódico fundamental del tema. Es una canción totalmente instrumental, así que la locura compositiva es para echarse las manos a la cabeza y disfrutar.
En “River” nos encontramos una pieza que juega con armonías cercanas al country y una estructura muy de musical de Broadway. Las melodías son muy agradables y optimistas y hay que destacar la brillantez de la guitarra solista, muy inspiradora y magistralmente ejecutada. Es otro de los cortes largos del álbum, así que es mejor relajarse y paladear cada detalle, pero no te sorprendas si de aquí a unos años escuchas el nombre de esta canción para poner de ejemplo la genialidad de Åkerfeldt como compositor (y productor).
Los arreglos orquestales y la ambientación de película de acción/suspense dan inicio a “Voice of Treason”. Para mí, es la que mejor consigue contar una historia. Incluso aunque no sepas inglés, no te será difícil meterte en lo que cuenta la letra. En el aspecto musical, me quedaría con la segunda parte de la canción, que mezcla estrofas pegadizas con un final muy sentido. De hecho, ese final va ligado a “Faith in Others”, el corte que cierra el disco. Orquestaciones y viento metal le dan bastante grandiosidad, pero lo realmente grande es la facilidad que tiene el tema para ‘tocarte’. Tiene unas melodías muy emotivas y una estructura creciente que no para hasta que ya se ha colado dentro de ti. Y entonces, se acaba. Para mí, eso es un gran final de disco, que te deja con ganas de más, como si no llevaras 55 minutos escuchando rock progresivo.
Conclusión
Musicalmente, Pale Communion es un disco redondo. Todo está absolutamente medido, cada estrofa, cada arreglo, cada melodía. No se me ocurre otra cosa más que alabar la mente que tiene Mikael Åkerfeldt para crear ocho canciones así. ¿Y qué si no hay voces guturales? ¿Y qué si ya no hay rastro de los Opeth extremos? Lo que importa es que la música te ponga los pelos de punta, y Opeth lo ha conseguido conmigo. Da la casualidad de que es un disco de rock progresivo, pero no creo que la genialidad entienda de etiquetas. Deberías escuchar el álbum si no te quieres perder un enorme LP. Punto.
Ficha
Discográfica: Roadrunner Records
Fecha de publicación: 26 de agosto de 2014
Tres canciones fundamentales: “Eternal Rains Will Come”, “Cusp Of Eternity”, “River”
Escúchalo: en Grooveshark o en Spotify
Cómpralo: en Amazon o en iTunes
Portada
Ya dejo ser termino medio… Ese termino expiro hace años… Se dice simple y claro metal progresivo… No rock progresivo… Metal sres aunque haya obturez mental… Es fuerte y melódica ala vez… Q yhv