(Crónica escrita para Rafabasa.com)
Primer domingo de septiembre y la madrileña Sala Carcol recibía a uno de los cantantes más salvajes del heavy metal internacional: Tim “Ripper” Owens. El vocalista estadounidense llegaba para presentar su proyecto en solitario, aunque, como ahora comentaremos, el repertorio se centró y mucho en Judas Priest, la banda que lo catapultó a la primera línea del rock. Pero antes vayamos con los teloneros.
Los teloneros: Vengeful Ghoul y Sandstone
Vengeful Ghoul, provenientes de Estambul, tuvieron la difícil papeleta de arrancar la velada, a eso de las 19:30h, ante una sala casi desierta. No habría más de 20 personas y, teniendo en cuenta que la capacidad de Caracol es de unas 500, la recepción fue bastante tibia. No ayudó tampoco el particular estilo que practica la banda, un metal oscuro con influencias y retazos que van desde el heavy más clásico (de hecho, su cantante bebe de la escuela ‘gritona’ de Ripper Owens), pasando por el thrash hasta llegar al power. Sus canciones son largas, no abundan los estribillos y las melodías no están hechas para conquistar a la primera, así que la principal pelea de la formación fue intentar animar a la poca gente congregada. Ayudó mucho la cañera “Ruthless Crow”, de su hasta ahora único disco de estudio, Timeless Warfare, aunque otras como “My Crowded Solitude” o “Fire & Spell”, por su pesadez y sus intrincadas estructuras, no levantaron demasiado entusiasmo en el respetable. En general, aunque tuvieron un sonido algo embarullado, se pudo apreciar el talento de los cuatro integrantes, que quizá, con ayuda de un buen productor, podrían definir mucho más tanto su propuesta musical como el tipo de seguidor al que quieren dirigirse. En cualquier caso, hay potencial y sería uno de esos grupos que merecería la pena tener en el radar de cara al futuro.
Tras los cambios pertinentes en el escenario y con una sala a la que iba llegando poco a poco más público, le tocaba el turno a Sandstone, una banda de Irlanda del Norte con más trayectoria y tablas que Venegful Ghoul. Se apreció en los primeros compases de “Almost Grateful”, de su cuarto trabajo de estudio, Delta Viridian, y es que la experiencia es un grado. Los dos guitarristas, Stevie Mclaughlin y Dee Kivlehan, son lo más destacado del grupo. Se cargan a las espaldas todo el virtuosismo, la melodía y el feeling de las canciones. Hay guitarras dobladas, solos magistrales y, sobre todo, mucho gusto tocando. No hay que menospreciar la tarea de Sean McBay que, aunque fue poco comunicativo (se limitó a decir gracias y poco más), no paró de moverse por el escenario. En lo personal, su timbre nasal y la poca definición a la hora de cantar (a veces costaba entender la letra) me dejaron un sabor agridulce de su actuación, aunque, insisto, dio lo máximo de sí mismo, que siempre es de agradecer.
El ambiente mejoró sustancialmente gracias a la actitud de los chicos de Sandstone, que supieron combinar una buena puesta en escena con una actuación técnica y rozando el sobresaliente. Si te gusta el metal progresivo con tintes de heavy melódico, deberías darles una oportunidad.
Un animal anda suelto
Sin ninguna clase de concesión, Tim Ripper Owens ya estaba preparado micro en mano cuando se abrió el telón. Comenzó a sonar la introducción de “Jugulator”, canción que inicia el disco de Judas Priest del mismo nombre y que enseguida dio pie al primer aullido de este animal de las cuerdas vocales. Hubo muchas caras sorprendidas al observar que esos gritos heavys no son arreglos de estudio, sino una mezcla de fuerza, técnica y prodigio natural. Aunque, tal vez, lo que más impacte es ver que el bueno de Tim no se despeina mucho para cantar en tonalidades tan altas.
Preguntando al público cómo se llamaba fue la eficaz presentación que le dio Owens a “The Reaper”, otra de los Judas y, en este caso, además, muy especial para el vocalista, que tomó de ella su nombre artístico. Por la interpretación y las sonrisas, se apreció que disfruta mucho cantándola (y bordándola). Para conseguir que la gente se animase a cantar con él, estaba en el tercer lugar del setlist el clásico “Diamonds & Rust”, que versionaron en su momento Judas Priest, pero cuya compositora es Joan Baez, una cantautora estadounidense popular en los años 70. Sea de quien sea la autoría, la realidad es que tiene uno de esos estribillos para cantar a pleno pulmón, y así lo hizo el público en Madrid.
Siguieron cayendo temas de Judas Priest, especialmente de la época de Jugulator, que prácticamente sonó entero. Así, “Dead Meat”, “Cathedral Spires” o “Blood Stained” pusieron toda la carne en el asador, aunque la sala se acabó de poner patas arriba cuando le llegó el turno al mítico “Painkiller”. ¡Qué contundencia y qué voz tiene Ripper Owens! En este punto es importante recalcar que la banda que le acompaña es Sandstone (menos su cantante, claro está) y demostraron lo que comentamos unas líneas más arriba: mucha clase, técnica y actitud, que se acrecentaron gracias a unas canciones que lo ponen fácil para que la gente acabe saltando y gritando.
Fueron pocas, pero hubo canciones que no eran de Judas Priest. Sonó muy bien “Abigail” de King Diamond, que Tim confesó que toca porque la primera vez que la versionó en directo, a modo de experimento, funcionó increíblemente bien. “Ten Thousand Strong” de Iced Earth levantó muchos puños en alto y conquistó con su estribillo pegadizo, mientras que “The Green Manalishi (With the Two Pronged Crown)”, original de Fleetwood Mac y versionada por Judas, puso el contrapunto tranquilo de la noche.
A partir de “Scream Machine”, perteneciente a su etapa con Beyond Fear, el concierto fue caña sin tregua. “He llegado al tope de mi registro”, bromeaba Tim, y poco después sonaban como hachas recién afilados “Bullet Train” o “Burn In Hell”, ambas de Judas. Insisto: ni una nota mal dada, ni una muestra de agotamiento; sólo potencia y mucha energía. Hubo tiempo también para “Starting Over”, la única canción de la noche de su disco en solitaro, Play My Game, que fue bien acogida, y eso debería servirle a Owens para tomar nota e incluir más temas que no sean de Judas en su repertorio. No debe ser fácil hacerlo cuando las tres últimas canciones que tocas (“Death Row”, “One On One” y “Living After Midnight”) revolucionan tanto al personal. El concierto acabó siendo una auténtica fiesta de heavy metal y, aunque el nivel de asistencia de público no fuera todo lo alto que merecía la ocasión, pudimos escuchar a un Ripper Owens en estado de gracia.
Setlist
- Jugulator (Judas Priest )
- The Ripper (Judas Priest )
- Diamonds & Rust (versión de Joan Baez/Judas Priest)
- Dead Meat (Judas Priest)
- Cathedral Spires (Judas Priest)
- Painkiller (Judas Priest )
- The Green Manalishi (With the Two Pronged Crown) (versión de Fleetwood Mac/Judas Priest)
- Ten Thousand Strong (Iced Earth)
- Abigail (versión de King Diamond)
- Lost and Found (Judas Priest)
- Scream Machine (Beyond Fear)
- Metal Gods (Judas Priest)
- Bullet Train (Judas Priest)
- Starting Over (Tim “Ripper” Owens)
- Blood Stained (Judas Priest)
- Burn in Hell (Judas Priest)
Bises:
- Death Row (Judas Priest)
- One on One (Judas Priest)
- Living After Midnight (Judas Priest)