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Lamb of God – VII: Sturm und Drang

Avatar de César Muela
Casi cincuenta minutos de estopa para dar y regalar.
lamb of god vii

Ya está aquí el nuevo disco de Lamb of God, VII: Sturm und Drang, el primero tras el caso de homicidio involuntario del vocalista Randy Blythe en la República Checa, por el que se vio obligado a pasar cinco semanas en prisión. Fue un caso muy mediático, por el que el cantante recibió bastante atención y le sirvió para escribir un libro (Dark Days: A Memoir), así como para inspirarse para las letras de este nuevo CD.

El título del álbum es VII: Sturm und Drang porque es el séptimo trabajo de estudio de la formación (el octavo si contamos Burn the Priest, que publicaron cuando ni siquiera eran Lamb of God) y que en alemán quiere decir Storm and Stress (Tormenta y estrés), una imagen y un sentimiento que engloban lo que sintió tanto Randy como el resto de sus compañeros durante el caso judicial. ¿Lo escuchamos?

 

Un riff decadente, un acople y un pequeño blastbeat con Randy haciendo scream de fondo son los encargados de decirnos hola en “Still Echoes”. Llama la atención el poderoso rugido con el que canta toda la canción Randy, parece recién venido del averno. En las diferentes escucharás unas guitarras juguetonas y una batería que, aunque en segundo plano, aporrea como debe. El estribillo, con ese inicial “A thousand years of failure” es bastante pegadizo y el puente antes del coro final seguro que provoca buenos pogos en directo.

“Erase This” machaca desde el principio con unos riffs matadores, algún guiño de guitarra melódico (armónicos sobre todo) y un estribillo directo y contundente en el que Randy ruge como una bestia parda. Otra que entra a la primera escucha y te pondrá las pilas enseguida. Me ha gustado la parte instrumental, con una guitarra haciendo virguerías con un talk box a lo Bon Jovi, algo que ciertamente no esperaría de una banda como Lamb of God. Ojo a esos alaridos agudos de Randy al final. Muy buena.

“512” era el número de celda en el que estaba encarcelado Randy, así que es toda una oda a lo que el vocalista sintió ahí dentro. Como no podía ser otra manera, tiene un aire oscuro y decadente, con un lead de guitarra melódico pero recién traído de cualquier submundo. Chris Adler se sale con una batería que aporta mucho a las guitarras y al ritmo en general de la canción, con unos ‘platazos’ muy expresivos y un bombo brutal. Randy mezcla su scream con voz rasgada y el resultado es muy interesante. El solo de guitarra, inspirado tal vez en Slayer, desprende mucha adrenalina.



“Embers” pone el punto exótico al disco, con unas melodías medio arabescas que entran a todo trapo con un doble pedal rápido de justicia. El trabajo de guitarra, especialmente en las estrofas, es exquisito y bastante pulcro pero cañero a la vez. Tienes que prestar atención un poco para detectar el bajo, pero es uno de los temas en los que más protagonismo tiene. La colaboración de Chino Moreno de Deftones le termina de dar ese toque distinto que comentábamos al principio, muy apropiado y, sorprendentemente, nada chocante con respecto al estilo Lamb of God.

Vuelve la parte más burra del grupo en “Footprints”, que asola con un blastbeat desde el primer segundo, hasta que entra la estrofa y con ella un ritmo que varía a placer con un mismo fin: que muevas bien la cabeza. Tiene un aire rockero en el estribillo que quizá te pille desprevenido en la primera escucha, pero al que luego le coges cierta adicción. Me encanta el puente del final, con un ritmo traidor que te hará querer destruir cosas.

La sorpresa del álbum es “Overlord”. Empieza con unos acordes de guitarra en limpio, un pequeño lead bluesero y, agárrate, Randy cantando en limpio. Tiene un tono cálido que me ha recordado a Alice In Chains (de hecho, no solo la voz aquí suena a Alice in Chains) y aunque no es un maestro de la afinación (se nota que no está del todo cómodo), el resultado es curioso, aunque poco tiene que ver con Lamb of God. Incluso tiene un solo de guitarra más melódico de lo normal. En torno a los tres minutos y medio (el tema en total son 6:29), la maquinaria empieza a rugir como de costumbre y, ¡buf!, ¡menuda diferencia! Son los segundos más intensos del trabajo, sin duda. Para acabar vuelve ese estribillo Alice In Chains y un grupo que ha tomado este corte como un experimento. Veremos qué tal lo recibe la gente.



“Anthropoid” es una de las más salvajes y tiene un estribillo con un coro (“We are!”) que seguro funciona tremendo en directo. Echo de menos un poco más de rotundidad en las guitarras o una mezcla más compensada hacia las frecuencias graves, sobre todo porque le falta un poco de cuerpo en según qué partes. No es un mal tema en absoluto, pero creo que en términos de sonido se podría haber hecho mejor.

Ese redoble inicial de “Engage The Fear Machine” solo puede querer decir una cosa: prepárate ante lo que viene a continuación. Y, efectivamente, es un corte con mucho groove, machacón, a medio tempo y con una voz que no termina de encajar bien en la mezcla (en las estrofas es complicado distinguir lo que dice la letra). Chris se sale una vez más tras los bombos, mientras que las guitarras combinan genial los riffs con arreglos melódicos bien ejecutados. Si no fuera porque la voz suena algo rara, sería de las más completas del CD.

La canción más cañera del trabajo se llama “Delusion Pandemic” y es todo un brote de energía canalizada a través de amplificadores, doble pedal y un rugido animal. La rapidez y la caña se van dosificando poco a poco en el tema, haciendo que la dinámica sea uno de los mejores puntos. Uno de los breaks más heavies del álbum está aquí, en torno al final, con unas guitarras vitaminadas y una batería que no deja títere con cabeza, como tampoco deja el propio Randy.

En “Torches” vuelven los arpegios y las guitarras en limpio y también la voz cantada, pero en esta ocasión viene a cargo de Greg Puciato (The Dillinger Escape Plan). Randy recurre a su voz de narrador roto para las estrofas y a su ladrido infernal para el resto. La armonía sigue ciertos patrones del black metal, con un bajo distorsionado con bastante carácter y una estructura cambiante que entromete a Lamb of God en territorios musicales algo más complejos. Si eres fan de los temas al grano de la banda, quizá este no te acabe de llenar. Para los demás, seguramente tengas que darle varias escuchas para empezar a disfrutarlo más.

Conclusión

Lamb of God ha vuelto con las pilas cargadas y con el acelerador pisado. Predomina la caña, las canciones con aire destructivo y los rugidos infernales de un Randy más furioso que nunca. Sin embargo, se desinfla un poco a partir del experimento “Overlord” y le cuesta volver a la senda de los primeros temas, que son verdaderamente excepcionales.

Ficha

Discográfica: Nuclear Blast
Fecha de publicación: 24 de julio de 2015
Tres canciones fundamentales: “Erase This”, “512”, “Footprints”
Escúchalo: en Spotify
Cómpralo: en Amazon, iTunes

Portada

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Listado de temas

  1. Still Echoes
  2. Erase This
  3. 512
  4. Embers (con Chino Moreno)
  5. Footprints
  6. Overlord
  7. Anthropoid
  8. Engage the Fear Machine
  9. Delusion Pandemic
  10. Torches (con Greg Puciato)

Gira

Lamb of God tiene conciertos confirmados por Estados Unidos, Europa y Latinoamérica.

  • 24 de septiembre, Rio de Janeiro (Rock In Rio) [Ingressos]
  • 25 de septiembre, Buenos Aires, Argentina (Groove) [Entradas]
  • 27 de septiembre, Santiago de Chile, Chile (Santiago Gets Louder Festival) [Entradas]

No hay nada previsto por ahora por España. Más info en la web oficial de Lamb of God.

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1 comentarios
  1. Con todos mis respetos, éste disco es la puta polla en cada uno de sus temas. Para mi no se desinfla en ninguna canción, unas de una forma y otras de otra pero de media un 8. Además, como tienen los buenos discos, mientras mas lo oyes mas te gusta.

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