Mason Bretan es un joven estudiante del Instituto de Tecnología de Georgia y está preparando su doctorado sobre robots y comportamiento musical. Para demostrar de lo que son capaces los robots, ha grabado un vídeo improvisando una canción con tres pequeños robots llamados Shimi y otro más grande llamado Shimon. El chico toca la batería, la guitarra y el piano, y los robots le acompañan en la canción. El resultado es una interesante pieza de jazz basada en la canción “What I Say” de Miles Davis.
¿Cómo es posible?
Los tres pequeños Shimi están conectados a un smartphone y en todo momento analizan lo que escuchan y, dependiendo del tempo, la tonalidad o el carácter de los sonidos, reproducirán unos sonidos u otros.
Un estudio pretende demostrar que las máquinas tienen potencial artístico y creativo
Por otro lado, Shimon tiene almacenadas varias sucesiones de acordes precompuestas y usa un algoritmo para elegir una u otra, también dependiendo de parámetros musicales.
Lo que Mason quiere demostrar es que los robots reproducirán unos sonidos u otros dependiendo, en parte, de su físico y que, en consecuencia, las máquinas autónomas tienen un potencial artístico y la habilidad para ser creativas. En declaraciones a Mashable, Bretan dice que ha dotado de conciencia física a los robots, haciendo que sepan cómo son físicamente y entendiendo de qué son capaces y de qué no. Es decir, los robots saben cómo moverse con la música. Y a juzgar por el vídeo, no suena nada mal.