Los mejores discos de 2014

Si buscas listas con los mejores discos de 2014, probablemente encuentres muchas pero con un “defecto”: suelen estar orientadas a estilos musicales muy concretos. Nosotros hemos preferido hacer una selección variada con lo mejor de diferentes géneros para que todos podamos descubrir algo nuevo. Seguro que nos hemos dejado muchos, así que los comentarios son más que bienvenidos.

Sin ningún tipo de orden en particular, estos son nuestros 15 discos favoritos del año y que os recomendamos encarecidamente:

Jack White – Lazaretto

Jack White es uno de esos genios musicales poco reconocidos en la actualidad. Lazaretto es una colección de temas con energía, diferentes y que giran en torno al blues, la psicodelia y el rock alternativo. Apostar por algo distinto, dotarle de tanta personalidad y hacer que a mucha gente le guste no es fácil, y el ex The White Stripes lo consigue con este CD. Imprescindible si te gusta la cara B del rock.

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Sharon Van Etten – Are We There

En el mundo de la música independiente encontramos muchas ‘chicas cantautoras’, pero me resulta difícil encontrar alguna tan creíble como Sharon Van Etten. Su voz melancólica y apagada llena cada uno de los rincones de los 11 cortes de Are We There, en el que, además, escuchamos unas instrumentales más completas y maduras que en Tramp, su anterior trabajo. Música seria, con clase y con mucho sentimiento, para paladear poco a poco.

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Run The Jewels – Run The Jewels 2

Ya lo comentamos en nuestra crítica del disco: Run The Jewels ha publicado un disco casi perfecto. Unos bombos muy gordos, unos ambientes apoyados en arreglos de electrónica, esos cambios de ritmo inesperados y esas rapeadas matadoras son una combinación totalmente ganadora. Si te gusta el rap, no deberías dejar pasar este Run The Jewels 2.

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The War On Drugs – Lost In The Dream

Probablemente te toparás con The War On Drugs en muchos listados con los mejores discos de 2014, y no es para menos. Es un álbum que te atrapa, con melodías a veces tristes, a veces nostálgicas y otras perdidas entre delays y otras capas de sonidos. Cuando lo escuché por primera vez, aprecié influencias de bandas como U2, The National, Mark Knopfler e incluso Bruce Springsteen, pero todas tienen un sello que suena a Adam Granduciel. Tiene mucha magia y lo mejor es que la descubras por ti mismo.

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St. Vincent – St. Vincent

Annie Clark tiene un talento grandísimo como música y compositora, y este St. Vincent, su cuarto trabajo discográfico, lo demuestra desde la primera canción, la pegadiza “Rattlesnake” (escucha cómo suena en directo). La artista explora fórmulas híbridas entre el rock, la electrónica y el pop, y el resultado es eclipsante. Ten cuidado porque, como te enganches, no podrás dejar de escucharlo.

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Behemoth – The Satanist

Aunque no supera su obra maestra, Evangelion, el nuevo disco de Behemoth, The Satanist, ha supuesto el regreso de una de las mejores bandas de black metal de la actualidad tras el parón por leucemia de su líder. Nergal y los suyos regresan a un sonido más crudo, más orgánico e incluso más punk, con la única premisa de derribar todo lo que se interponga en su camino. La batería sigue siendo igual de otro planeta, las guitarras suenan tan oscuras como siempre y la voz, que ha perdido algo de robustez, suena muy afilada.

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AC/DC – Rock or Bust

El más corto de su carrera y el primero sin Malcom Young en las guitarras rítmicas, pero, incluso así, Rock or Bust es AC/DC en estado puro. Rock and roll sin concesiones, con muchos estribillos pegadizos, con una manera de tocar la guitarra que ha creado escuela y toda una lección para todos aquellos que pensaban que los australianos estaban acabados. Es el resultado de mezclar dinamita con muchos años de experiencia.

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Evergrey – Hymns For The Broken

Por su producción, por lo que transmite cada canción, por la capacidad de mezclar contundencia con nostalgia y pesar, Hymns For The Broken impoluto. No le sobra y no le falta nada. Si te gusta la música pesada, triste y cargada de feeling, disfrutarás cada una de las doce canciones, y eso que no tiene estribillos comerciales ni estructuras convencionales. Suena a Evergrey en un momento pletórico. Aunque te podrá gustar más o menos, no deberías perdértelo para disfrutar de un álbum tan redondo.

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Opeth – Pale Communion

Que si ya no hay voces guturales, que si esto ya no es death metal, que si a Mikael Åkerfeldt se le ha ido la cabeza… Son tantos los prejuicios a los que se enfrenta Opeth, que quizá por eso hay que apreciar todavía más el arrojo que tienen al volverle a dar una vuelta más a su sonido en Pale Communion. Genialidad es quizá la palabra con la que mejor puedo definir las ocho canciones que contiene. ¿Qué suenan a rock progresivo y no a metal extremo? Bueno, a mí eso no me impidió disfrutarlo. Sería injusto valorar por etiquetas y no por el enorme trabajo compositivo y de producción de este CD, muy grande de principio a fin.

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H.E.A.T – Tearing Down The Walls

A base de mucho trabajo y salir a tocar, H.E.A.T se ha convertido en todo un referente dentro del hard rock melódico. Cada vez van siendo menos ese grupo revelación que hay que ver, y más esa banda que arrastra poco a poco a más gente. Tienen un cantante espectacular y unos músicos que, sin ser virtuosos, saben perfectamente aprovechar sus puntos fuertes. Y eso es lo que escuchamos en Tearing Down The Walls, más serio y maduro que Address The Nation, pero mantiene los buenos riffs y las melodías pegadizas.

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Future Islands – Singles

La mezcla del pop y la electrónica está demasiado vista y el resultado suele ser bastante previsible, pero tuvo que llegar Future Islands con Singles para enseñarle al mundo que todavía se puede innovar en el pop de sintetizador. La voz particular de Samuel T. Herring es, de por sí, un aliciente más que suficiente para darle una oportunidad, pero lo que más me llamó la atención fue el buen conglomerado que construyen los teclados, el bajo y las cajas de ritmos. Geniales atmósferas y letras con significado.

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Fallujah – The Flesh Prevails

Creo que no he escuchado un disco extremo con tantos ingredientes y tan bien mezclados como The Flesh Prevails de Fallujah. Lo tiene todo para gustar a cualquier persona que le guste el metal en general. Hay partes más melódicas, otras más machaconas, otras más heavys, otras más oscuras y pesadas, y todas ellas casan como un todo. Si pensáis en un disco de death metal, seguro que enseguida se os viene a la mente oscuridad, algo tormentoso y furioso, y este disco lo es, pero también es algo más y por eso merece la pena escucharlo. Hay que destacar la labor del guitarrista Scott Carstairs, que se sale en cada fraseo y en cada riff.

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Rival Sons – Great Western Valkyrie

Sigo sin entender que, tras el boom que tuvieron The Black Keys en 2012, Rival Sons hayan pasado mucho más desapercibidos este año. Su estilo es un rock más sureño que el de Dan y Patrick, unas guitarras más afiladas y un espíritu mucho más salvaje, aunque eso no quiere decir que no haya melodías comerciales y estribillos pegadizos. Si buscas algo de rock independiente con muchas agallas y poco postureo, no te pierdas Great Western Valkyrie, su cuatro álbum, que salió a la venta en junio de este año.

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Bloodbath – Grand Morbid Funeral

El panorama de la música extrema ha mostrado un gran nivel este año (pienso en los nuevos discos de At The Gates, Cannibal Corpse o el de los citados Behemoth), pero Grand Morbid Funeral de Bloodbath, primer trabajo con Nick Holmes a la voz, me voló la cabeza con la profundidad de los temas, las atmósferas pesadas, los guitarreos infernales y unos guturales de ultratumba. Si quieres empezar a escuchar música extrema de calidad, empieza por este álbum.

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Lenny Kravitz – Strut

Para muchos seguirá siendo una estrella de la música de los 90, pero, como ya comentamos en la crítica, Strut no sólo es un gran disco, sino una reivindicación del propio Lenny Kravitz, que demuestra unas dotes de composición al alcance de pocos. Ha parido un CD que suena exquisito, con dosis de funk, soul y rock muy bien repartidas y ejecutadas. No inventa nada, pero lo que toca lo hace con tanto gusto, elegancia y saber hacer, que era difícil que este trabajo no estuviera en los mejores de 2014.

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