Ya está aquí el nuevo disco de Arctic Monkeys, The Car, séptimo trabajo de estudio de la banda de Alex Turner. Lo escuchamos:
El sonido retrofuturista de Tranquility Base Hotel & Casino (Domino Records, 2018) supuso un cambio de rumbo en la carrera de los Arctic Monkeys. La influencia de The Last Shadow Puppets —proyecto de Alex Turner y Miles Kane— impregnó el álbum: las guitarras perdieron protagonismo frente al piano Steinway Vertegrand.
Ampliaron su paleta musical en un trabajo analógico, barroco, que podría servir como banda sonora de 2001: Una odisea del espacio. Este poco o nada tenía que ver con su obra anterior, AM (Domino Records, 2013). Fue un salto a lo desconocido sin miedo a las consecuencias; eran necesarias varias escuchas para lograr apreciarlo. La jugada polarizó a sus seguidores. Más que un disco de la banda, parecía de Turner en solitario.
The Car (Domino Records, 2022) demuestra que la formación desea continuar explorando el mismo camino: suntuosas orquestaciones, romanticismo y nostalgia; una mezcla entre Elvis Costello, David Bowie, Scott Walker y Burt Bacharach. No es difícil imaginar a los de Sheffield tocando en un pequeño club de jazz, trajeados, bajo la iluminación tenue de los focos, humo de cigarrillos y el entrechocar de copas de Macallan.
La vintage “There’d Better a Mirrorball” fue la carta de presentación: piano, cuerdas, teclados, melancolía, imágenes en blanco y negro de 16 mm, el primer flechazo que resulta ser una farsa… Turner interpreta el papel de crooner que ha adoptado durante los últimos tiempos. Misterioso e intrigante, recuerda a Barry White.
“I Ain’t Quite Where I Think I Am” y “Jet Skis on the Moat” comparten ritmo soul, guitarras funk —en las que Jamie Cook se luce— y una percusión sosegada. Matt Helders marca el compás durante todo el disco, estilo Charlie Watts, sin grandes aspavientos.
“Body Paint” —segundo single— es la canción favorita de los fans: elegancia en estado puro. La amenazante “Sculptures of Anything Goes” —batería severa, electrónica que remite al Bowie de “Heroes” (1977) y trazos psicodélicos— resulta inclasificable. El James Bond de Sean Connery inmerso en un mal viaje de LSD. La pieza más arriesgada del álbum.
En “The Car”, folk con pinceladas a lo Morricone, destaca un estupendo solo de guitarra. El bajo de Nick O’Malley secunda los vientos y el piano, los mismos que llevan el peso del tema.
La producción de James Ford (Florence and the Machine, Depeche Mode, Gorillaz) y los arreglos cinematográficos de Bridged Samuels (Midsommar) evocan a las películas de Michael Caine de los setenta. The Car es un disco más variado y asequible que su predecesor: lounge pop con profusión de cuerdas, pese a quien le pese. Las letras son crípticas, abiertas a diferentes interpretaciones, con un punto de intelectualidad, ironía y savoir faire.
Cabe destacar la evolución de Turner como cantante y compositor. Todos aportan su grano de arena para conseguir un elepé sin costuras; han perfeccionado y ampliado su fórmula. Al contrario de la opinión de algunos, el grupo continúa siendo una suma de sus partes. No creo que sean meros comparsas supeditados a las órdenes de su frontman.
“Big Ideas” cuenta con un swing preciosista, en el que el órgano asume el protagonismo, solo wah wah y violines de acompañamiento. La beatleiana “Hello You” es una de las canciones más asequibles. De hecho, podría ser sencillo perfectamente.
Arctic Monkeys han crecido, madurado; detalle que nadie puede negarles, ni siquiera sus detractores. “Mr Schwartz” empieza con una sencilla guitarra acústica. Conforme avanza, se van sumando el resto de los instrumentos para crear una especie de bossa nova moderna. Como cierre, “Perfect Sense” podría resumir las intenciones del elepé: puro Nouvelle Vague.
La trayectoria de la banda ha sido curiosa: de abanderados del indie a principios de milenio con un rock juvenil efervescente, a clasicistas amantes de Jaques Brell. Dudo que les importe la opinión de los incondicionales defraudados por su evolución: I Bet You Look Good on the Dancefloor pertenece al pasado. Para ellos no es una novedad: les sucedió lo mismo con el crudo Humbug (Domino Records, 2009).
La crítica, tal como suele suceder con los de Sheffield, se ha deshecho en elogios. Cabe preguntarse si de ser otra banda —The Strokes, Franz Ferdinand—, las reseñas hubieran sido tan positivas. Arctic Monkeys siempre han contado con el apoyo de los medios especializados. Es de las pocas formaciones actuales cuyos virajes estilísticos nunca son puestos en entredicho. Han sido bendecidos por los dioses, sin duda alguna.
Conclusión:
The Car no es un disco energético lleno de ganchos comerciales y estribillos pegadizos. Hay que saborearlo con paciencia, sin prisas, para apreciar sus diversos matices. Gracias a su atmósfera, intimismo y minutaje contenido, resulta ideal para escucharlo los días tristes y lluviosos con una copa de vino en la mano. Un trabajo que encajaría en salas medianas o teatros —los festivales quedan descartados— para que el público pueda conectar mejor con el mismo. Si la intención de los británicos es convertirse en una banda de culto, están haciendo lo correcto.
Ficha
Fecha lanzamiento: 21 de octubre de 2022
Discográfica: Domino Records
Mejores canciones: “There’d Better Be a Mirrorball”, “Body Paint”, “Hello You”, “Sculptures of Anything Goes”
Escuchar: en Spotify, Apple Music, YouTube
Comprar: en Amazon
Portada
Lista de canciones de The Car
- “There’d Better Be a Mirrorball”
- “I Ain’t Quite Where I Think I Am”
- “Sculptures of Anything Goes”
- “Jet Skis on the Moat”
- “Body Paint”
- “The Car”
- “Big Ideas”
- “Hello You”
- “Mr Schwartz”
- “Perfect Sense”
Gira
Arctic Monkeys están de gira a partir de noviembre y tocarán en festivales de Latinoamérica como el Primavera Sound (Brasil, Argentina, Chile) o el Corona Capital (México), así como por Australia y Estados Unidos.
Nada por ahora confirmado en España.
Más info en su web oficial.