En medio del empeoramiento del tiempo y de la guerra, la música pop puede parecer inútil a veces, y más necesaria que nunca otras. Coldplay induce ambos sentimientos, a veces en el espacio de una sola canción, con su décimo álbum de estudio, Moon Music, espectacularmente sentimental.
Sobre algunos motivos de “Chilled Piano to Study To”, Chris Martin abre el álbum queriendo ser más optimista, «encontrar el vuelo en cada pluma… Estoy intentando confiar en el cielo / Y estoy intentando confiar en un mundo lleno de amor». El álbum quiere que ese mundo exista, lleno de afirmaciones del potencial de la humanidad, celebraciones de la espiritualidad no confesional y una evasión casi escrupulosa de la política: una utopía del fin de la historia en la que se defiende la diferencia cultural, pero también se homogeneiza en una armonía total.
¿Es un proyecto valioso en una época de discordia violenta? ¿O una gilipollez ofensivamente trillada? Probablemente ya se habrá hecho una idea: después de más de 25 años de carrera, pocos artistas inspiran con tanta pasión como Coldplay tanto el movimiento de las manos como el de los ojos.
Hay mucho de lo que burlarse, si así lo deseas. “feelslikeimfallinginlove” es un single de adelanto consternadoramente genérico, que suena como si hubiera sido escrito por un nuevo algoritmo llamado ColdplAI que ha digerido todo su catálogo anterior. «Se siente como si me estuviera enamorando / Tal vez por primera vez», Martin arrulla, y suena romántico hasta que te das cuenta de que son dos afirmaciones cualificadas seguidas. Puedes imaginarte a su compañera Dakota Johnson queriendo que esté un poco más seguro de todo esto, mientras Gwyneth Paltrow escupe sus gachas de chía indignada… ¡¿La primera vez, Chris?!
En “Arco Iris” (sí, el título de la canción es un emoji de arco iris, nuestro editor de texto no admite emojis y por eso no lo ponemos) hay un montón de ideas a medias convertidas en codas sin sentido para que el álbum parezca más grandioso. Ciertas elecciones de producción, por parte del supremo del pop Max Martin y otros, provocan risa: las dramáticas cuerdas de “We Pray” serían más adecuadas para la banda sonora de un villano concursante de Apprentice sonriendo desde un helicóptero en marcha.
Y, ufff, la letra: Los propietarios de Airbnb estarán impacientes por convertir varias frases en apliques para pegar en las paredes de las zonas comunes («no olvides nunca esos buenos sentimientos»), mientras que los terapeutas expertos en marketing superpondrán las metáforas mixtas de “iAAM” – «Volveré a ponerme en pie, porque soy una montaña»- a las fotos de los Alpes. «Hasta que muera, déjame abrazarte si lloras… Llueva o truene, soy todo tuyo», canta Chris Martin en “All My Love”, una balada al piano tan cursi y almibarada que se podría hacer Coca-Cola con ella.
Y, sin embargo, mucha gente se casará con “All My Love” y tú estarás allí secándote los ojos, murmurando «maldita sea, Chris»; uno no puede evitar dejarse llevar por la fuerza de las canciones de este álbum. A pesar de sus extravagantes imágenes topográficas, “iAAM” es el tipo de epopeya que sólo Coldplay puede conseguir: el batería Will Champion roba los ritmos bam-bam-bam de Max Weinberg de Born in the USA de Bruce Springsteen, eliminando la ironía y la conciencia social de esa canción para centrarse en el puro triunfo personal, pero te hace sentir como si hubieras escalado el Everest cuando en realidad sólo has ido a por leche.
“Jupiter” es aún mejor, una de las mejores de Coldplay de los últimos años. Esta canción sobre una chica queer incomprendida se siente tan ágil y abierta de corazón como su protagonista, y aquí es donde las letras de Martin realmente funcionan e incluso tienen un valor social: el mensaje de llamada y respuesta que afirma «Amo a quien amo» podría convertirla en un improbable himno del Orgullo.
“Good Feelings” suena como si perteneciera a una escena de una película de Trolls en la que nuestros diminutos héroes han recuperado algo llamado Joy Matrix de sus antagonistas -todo disco-funk, bajo, toques franceses y letras para menores de 18 años-, pero, Dios mío, sonará bien cuando hayas tirado dos trozos de la tarta Pepa Pig en la fiesta de cumpleaños de un niño de seis años (aunque encajaría mejor con una voz más infantil o de niña que la de Martin, de 47 años).
“Aeterna” es una especie de banger balear elegante para los que encuentran Fred Again un poco demasiado progresivo, pero su etérea percusión paradójica está expertamente equilibrada. “We Pray” acaba elevándose gracias a una interpretación sorprendentemente sentida de Burna Boy, cuyo estribillo espera el fin del dolor, y con sus cánticos de Baraye, la canción que definió las protestas de las mujeres en Irán, y el destacado papel invitado de la vocalista palestina Elyanna, “We Pray” eleva brevemente las apuestas para el conjunto de Moon Music.
Hay que reconocer que el álbum se cierra con una terrible pieza musical, la sinfonía pop en la onda de Sigur Rós de “One World”, sobre la que Martin decide que «al final es sólo amor», como si pudiera conseguir la paz mundial si sólo pudiera dar a Putin y Netanyahu abrazos realmente bonitos. Lo cierto es que el amor no basta para vencer todos los males polivalentes a los que se enfrenta la humanidad, y la debilidad de Coldplay está en no hacer justicia a esa complejidad. Pero esa ingenuidad y ese obstinado optimismo siguen siendo embriagadores, y es también su mayor fuerza.
Adaptación al español de la crítica de Ben Beaumont-Thomas
Ficha
Fecha lanzamiento: 4 de octubre de 2024
Discográfica: Parlophone
Mejores canciones: “We Pray”, “Venus”
Escuchar: en Spotify, Apple Music, YouTube
Comprar: en Amazon
Portada
Lista de canciones de Moon Music
1. MOON MUSiC
2. feelslikeimfallinginlove
3. WE PRAY ft Little Simz, Burna Boy, Elyanna and TINI
4. JUPiTER
5. GOOD FEELiNGS ft Ayra Starr
6. (Emoji de Arco Iris)
7. iAAM
8. AETERNA
9. ALL MY LOVE
10. ONE WORLD
Gira
Coldplay ha anunciado conciertos por Reino Unido en 2025 y parece que solo actuarán allí por el momento en Europa el año que viene.
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