El nuevo disco de Alter Bridge, Fortress, es la cuarta producción del grupo estadounidense y es uno de los lanzamientos tardíos del año que más esperábamos escuchar.
Después de airearse con proyectos alternos (Myles Kennedy con Slash, Mark Tremonti en solitario y con Creed junto a sus también compañeros de Alter Bridge, Brian Marshall y Scott Phillips), los chicos se pusieron manos a la obra y acaban de publicar un álbum muy ambicioso que puede suponer ese paso que le hace falta a Alter Bridge para convertirse en uno de los grandes grupos de rock de la escena internacional.
Hasta ahora, los seguidores coincidían en que Blackbird era el mejor disco de la banda, aunque el éxito comercial vino gracias a su última obra, AB III, que funcionó muy bien en el mercado yanqui y australiano, así como en países importantes de Europa para la industria musical, como Alemania o Reino Unido. Sin embargo, el grupo seguía sonando a Creed con otra voz distinta -al fin y al cabo es lo que es-. Predominaban las canciones pesadas, con riffs y bases rítmicas contundentes y unas líneas de voz que tendían a lo oscuro. No es que el grupo estuviera reñido con lo comercial, pero sus temas no tenían el suficiente gancho para sonar en una radio junto a propuestas de hard rock, como la que ha construido el propio Slash con Myles Kennedy. Y creo que justo esa aventura con el famoso guitarrista ha influido en el cantante a la hora de afrontar las canciones de Fortress. Por supuesto, sus compañeros también se dieron cuenta de que hacía falta un cambio para diferenciarse de lo obvio -ya sabéis, Creed con otra voz- y la evolución en el sonido de la banda es patente.
«Additected To Pain» fue el acertado primer single que escogieron los chicos y ya en él escuchamos a una formación con las ideas muy claras: esto es hard rock con una estructura muy comercial. Que nadie se equivoque, es comercial pero no poppy. Las guitarras son matadoras desde el primer segundo y Myles canta una estrofa en la que viene dispuesto a meterse en nuestra cabeza. Lo consigue con un estribillo pegadizo y sólido que acaba derivando en un puente muy heavy y un solo de guitarra con aires de hit. Probablemente sea una de las mejores canciones de rock que haya escuchado en unos meses.
Pero vayamos por orden. «Cry For Achilles» es el primer tema de la placa y arranca con una introducción con guitarra española que, probablemente, no esperarías en un disco de Alter Bridge. De hecho, el riff eléctrico inicial tiene mucho de Rainbow y Led Zeppelin, un aire clásico que el grupo adopta en la mayor parte del disco. Me gusta la dinámica que tiene la canción, poco predecible. Tiene otro estribillo para hacer saltar estadios enteros.
«Bleed It To Dry» es un tema hecho para saborear -especialmente esa parte instrumental que se marca Tremonti- a la par que hacer headbanging, y no me refiero al típico breakdown que estamos hartos de escuchar en grupos de metalcore. «Lover» es una balada hecha por y para el lucimiento vocal de Myles. Y voz le sobra, así que, simplemente, disfruta de uno de los mejores cantantes de la actualidad y de un grupo que recupera el espíritu power ballad, que otras bandas intentan explotar con unos resultados bastante malos por lo general.
El sonido Blackbird vuelve en «The Uninvited», tema en el que Scott se despacha a gusto con el bombo y los juegos con el tempo. Es uno de los cortes más duros del álbum. No se queda atrás «Peace Is Broken», que compensa la agresividad de los riffs con un estribillo bastante accesible. «Calm the Fire» tiene una introducción que recuerda mucho a la grandiosidad de Muse, aunque esa similitud desaparece en cuanto despierta la banda al completo, que vuelve a recordar a los viejos tiempos, con una estructura más intrincada y un aire más oscuro.
Aprovechando que Tremonti ha estado practicando a la voz -él canta en su disco en solitario-, «Water Is Rising» sirve para que no toda la atención se la lleve Myles. Las estrofas son todas para él y los estribillos los comparte con «papá Myles». El resultado es muy bueno y, además, sirve para desconectar de la -genial- rutina creada por el indiscutible frontman. Es, también, una de las composiciones más maduras de Alter Bridge, con muchos detalles y mucho gusto a la hora de intercalar cada sección. No es la primera vez que relacionan al grupo con el progresivo, y es una faceta que aprovechan también en «Farther Than Sun» -tremendo el riff inicial- y en «Fortress», la más larga del disco y, tal vez, la que más cuesta arriba se haga. Nada que no se arregle con un par de escuchas para apreciar todos los matices.
«Cry A River» es un mazazo de rock duro en toda la cara, muy en la onda de «Addicted To Pain» pero no tan accesible, y eso que el estribillo no es poco pegadizo. De todo el CD, quizá la que más me sobre es «All Ends Well», que recuerda a los temas lentos de Creed y, por tanto, a la comodidad de repetir una fórmula que saben que funciona. De hecho, se salva justo por Myles, que sube al infinito en el estribillo para asegurarse de que nadie se confunda de banda.
¿Y bien? Creo que Fortress es una prueba de que el rock duro está vivo y de que no hace falta renunciar a la contundencia para ser también comerciales. Es un disco necesario para demostrar que hay sitio para grupos con menos de 10 años en activo. Ahora sólo hace falta que su receta funcione entre el público, aunque, desde luego, es un grupo que lo tiene todo para triunfar. Si tocan cerca de tu ciudad (mira la agenda en su web), yo que tú no me los perdería. Estarán el 14 de noviembre en Barcelona y al día siguiente en Madrid.
Ficha
- Discográfica: Roadrunner Records
- Fecha de publicación: 25 de septiembre de 2013
- Tres canciones fundamentales: «Addicted To Pain», «Bleed It To Dry», «Lover»
- Escúchalo: en Spotify
- Cómpralo: en Amazon o en iTunes
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