Leo Jiménez: «Viviría mucho mejor si hiciera música como la del Agotarás de Saratoga»

Profunda entrevista sobre su nuevo disco, Stravaganzza, su futuro profesional, su opinión sobre Internet...

Mañana (1 de abril) sale a la venta el nuevo disco de Leo Jiménez, La Factoría del Contraste, que ya tuve la suerte de escuchar y que pronto analizaremos en profundidad. Sin duda, es su trabajo en solitario más arriesgado hasta la fecha y no dejará indiferente a nadie. Estuvimos hablando con el artista sobre el álbum, por qué no colabora Mónica Naranjo, por qué ese sonido tan característico, qué ha sido de la versión en inglés, etc. y también hubo tiempo para sacar el tema Stravaganzza sin tapujos, su futuro como profesional (si seguirá cantando heavy metal o no), así como sobre su relación con Internet en el año 2016.

Allá vamos. Ponte cómodo/a porque es una entrevista larga.

Sobre el nuevo disco


Más Decibelios: Me imagino que estarás cansado de las preguntas típicas que se hacen a los grupos cuando sacas nuevo disco, pero lo que más llama la atención a primera escucha de La Factoría del Contraste es la producción. ¿Cómo surgió la idea en tu cabeza y cómo decidiste llevarla a cabo?

Leo Jiménez: Pues mira, teníamos claro, no solo yo, sino toda la banda, y hacemos piña en eso, en que queríamos un disco muy orgánico porque no nos llama nada la atención el tipo de producción estándar que se está poniendo de moda ahora. Hay una hipocresía muy grande sobre eso en el rock, y es que la mayoría de los rockeros critican muchísimo la música electrónica, y la música heavy metal o rock, a día de hoy, es más electrónica que ninguna. Lo que pasa es que algunos lo saben y se lo callan y otros pues ni siquiera lo saben, pero, para el que no lo sepa, en la mayoría de los discos actuales la batería no es de verdad, todo está sampleado, la voz está toda llena de plug-ins que hace que afine (Melodyne, Auto-Tune, etc.), todas las guitarras están totalmente editadas, o sea, que al final lo que menos hay en un disco de rock de hoy es un grupo tocando detrás. Es todo una pantomima y una mentira. Luego vas al directo y te das cuenta de que ahí no hay nada parecido. Así pasa, que hay muchos grupos en directo que son un fiasco. Y nosotros estamos totalmente en contra de eso.

+dB: Es ir contra el estándar a nivel industria…

«No tengo miedo de que no sea un disco comercial, sé que hay mucha gente que piensa como yo».

Leo Jiménez: Sí, y de hecho desde el principio habíamos asumido que nuestro disco no iba a sonar TAN potente como lo que estamos acostumbrados a escuchar a día de hoy. Ahora escuchas cualquier maqueta de un chaval en su habitación, y como todo es de mentira, suena como Fear Factory o como Rammstein. Suena todo de la ostia. Luego lo masterizan en un sitio medio bien y el disco tiene un volumen atroz. Nosotros, como te digo, asumimos que eso no lo íbamos a tener, pero sabíamos que, con cariño, podíamos hacer que sonara muy potente, como sonaban los discos potentes de los 90, y podíamos hacer que se entendiera todo perfectamente. De hecho, en este álbum se entienden perfectamente todos los riffs de guitarra, todas las baterías, todas las voces y, en definitiva, teníamos muy claro que no íbamos a seguir los parámetros de producción que se dan a día de hoy, pero como nos da igual, porque siempre hacemos lo que nos da la gana, pues el sonido simplemente fue surgiendo. Además, como el disco tiene mucho contraste, hemos intentado modificar y adaptarnos al estilo de cada canción. En una más metalera o metalcore, que, por cierto, hay mucho metalcore en el disco, los sonidos de bombo son más incisivos, tienen más punch, pero cuando venía una medio tiempo o una balada, pues cambia radicalmente el sonido de la batería, con una pegada más relajada, más cálida, más graves… las guitarras tienen más o menos presencia dependiendo de lo que pida la canción, etc.

+dB: ¿Y con respecto a la voz?

Leo Jiménez: Pues he querido darle a la gente un poquito del Leo de ahora. Y me explico. Toda la gente está acostumbrada al Leo gritón de toda la vida, y últimamente me criticaban que me pasaba el día rompiendo la voz, que si gritaba más, que si gritaba menos… así que, como nunca llueve a gusto de todos, decidí mostrarles todo lo que puedo llegar a dar en 2016, y que el Leo de 36 años, aun no siendo el Leo de los 20, puede seguir tocando las tesituras altas sin problema y, además, dando muchos más matices. Aparte de eso, he intentado quedarme con primeras tomas de grabación. Grabé en junio [de 2015] la voz, el mejor momento para grabar, relajado, con Anti, todo bien, y luego si grabábamos otra toma era por grabarla, pero ya el resultado era de puta madre. En general ha sido una grabación muy old school, no 100%, porque es imposible, pero sí muy a la vieja usanza.

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+dB: En la presentación a prensa de La Factoría del Contraste comentaste que la mayoría de las guitarras las grabaste tú en tu casa. Creo que sí sería importante puntualizar cómo y por qué las grabaste así, sobre todo porque igual la gente se piensa que cualquiera puede hacerlo.

Leo Jiménez: Sí, claro. Lo hice por algo muy sencillo, y es que cuando estás componiendo o grabando una maqueta de un tema, como es la primera o de las primeras veces que estás tocándola, surge un algo especial que luego es difícil replicar en un estudio de grabación. Por ejemplo, «Soy Libertad» es de las más antiguas, la compuse hace muchísimo tiempo, y logré imprimir toda la fuerza y la energía en ese instante. Me ha pasado ya en otras ocasiones que esa sensación que te comento, que además comparto con otros compañeros como Alberto Rionda, se acaba perdiendo. Imagina, si pasan cuatro años desde que compones un tema, es difícil recrear la intención inicial que tenías cuando la hiciste. Y me da mucha rabia, así que decidí dejar todas las guitarras de la maqueta para el disco. Anti me comentó que era algo arriesgado y que no iban a sonar como tenían que sonar. Yo le dije que no se preocupara, que si al final no acababa gustando el resultado o cualquier otra cosa, yo asumía la responsabilidad, pero no quería perder ese algo.

+dB: Pero en tu casa tienes medios buenos, un home studio, ¿no?

Leo Jiménez: Claro, por supuesto, no son los mismos que en un estudio profesional, donde se puede conseguir un sonido mucho más incisivo, más agresivo, pero tengo buenos medios como para que las guitarras funcionen. Lo importante es que no se pierda la esencia de la maqueta, aunque las guitarras no suenen tan a cañón como podrían haber sonado. Y estoy en un momento de mi vida en el que ya tiendo a quedarme con lo que yo siento, y mi corazón me decía que si grababa las guitarras otra vez, no iban a tener esa esencia, ese algo calentito que a mí me gusta.

+dB: ¿Crees que si los Led Zeppelin de su época dorada tuvieran la oportunidad grabar ahora mismo optarían por esa misma filosofía de producción?

Leo Jiménez: Totalmente. Mira el Black Album de Metallica. No suena con tantísimo volumen como cualquier disco de ahora, pero tiene un algo que se nota. Hay una anécdota muy bonita de Camilo Sesto de cuando grabó «Getsemaní», y me la contaron de primera mano porque tuve la suerte de conocer a los creadores y a los que hicieron posible Jesucristo Superstar aquí en España en el año 74. Me contaron que Camilo Sesto ya había grabado todo el disco, estaba a punto de ir a fábrica, además fuera de España, con el pastizal que eso conllevaba, pero «Getsemaní» no le había quedado a su gusto. Y, de repente, un día estaba comiendo un sábado con Jaime Azpilicueta, que es uno de los que hicieron la letra, fue el director escénico de la obra en aquel tiempo, y Camilo le dijo que en ese momento le sacaría otro punto a la canción, que en ese instante le había venido la inspiración, que, por favor, la repitieran. Imagina la cara de Jaime, pero al final se fueron al estudio, llamaron a quien tuvieran que llamar para poder grabar, pusieron las bobinas y, ¡pum!, a la primera. Y ahí está el «Getsemaní» de Camilo Sesto, que ha sido un hito en la historia de la música española. ¿Si no hubieran hecho eso en ese momento, qué habría pasado con la canción?

+dB: Hablemos ahora de la música del disco, de las canciones. La situación de la música es la que es a día de hoy, y más en el mundo del rock, ¿no te da miedo arriesgar con un trabajo tan poco comercial?

Leo Jiménez: En absoluto. No sé por qué estoy así de loco, y tengo que reconocer mi osadía y mi locura, y no es prepotencia en plan «como ya soy Leo Jiménez y tengo un montón de fans, confío en que me va a ir bien». No. Es que tengo tanta tenacidad, estoy tan convencido de que es lo que tengo que hacer, que no me cabe la menor duda. Y no me puede ir mal porque hay mucha gente que piensa como yo. ¿Por qué hay que hacer sota, caballo y rey? ¿Por qué hay que ir todos como borregos por el mismo camino? Es que no quiero. Si quieres un disco de heavy metal clásico de toda la vida, hay infinidad de grupos en España y fuera de España maravillosos para escuchar, pero yo lo que quiero es que, cuando tenga 70 años, mire atrás y diga, «coño, lo conseguí». Que la gente en el metal tenga la mentalidad un poco más abierta. Que no sea tan atroz poderme hacer un cover de Shakira en un disco, joder, que no pasa nada. Y mucha gente pensará que lo haga para dar por culo y para llamar la atención, pero no, eso es lo que consigo sin querer, siendo como soy. Hay mucho postureo en el heavy metal, y es que sé que hay muchos que escuchan canciones que no son de heavy y les encantan. Que se atrevan a versionarlas si tanto les gustan. ¿Por qué no?

+dB: Pero tú podrías vivir mucho mejor si te dedicaras a hacer la música que se espera de ti, ¿no?

Leo Jiménez: 100% mejor, seguro. Si yo hubiera seguido haciendo las canciones del Agotarás de Saratoga, estoy convencido de que nos iría mejor en todos los sentidos, económicamente incluso, y a mí personalmente seguro. Pero es que no es lo que quiero hacer. Eso ya lo hice y me apasiona. Para mí, Agotarás es el mejor disco de heavy metal de España, y ya lo he hecho. ¿Qué hago, lo repito otro año más? Es que no tiene sentido. Quiero hacer otras cosas. ¿Que gustan menos? Pues lo asumo, no pasa nada.

+dB: ¿Qué paso con la versión en inglés del disco? Recuerdo que comentabas que era tu intención seguir internacionalizándote.

Leo Jiménez: Pues mira, tuve una malísima experiencia con «End of the road», que fue una versión en inglés de «El Fin del Camino» [de Los Fuertes Sobreviven]. Fue una canción que regalé, y eso que fue un lyric video en el que rodamos imágenes, que no solo aparecía la letra animada y ya, nos lo curramos mucho, aparte del esfuerzo de la grabación del tema en sí mismo. Y la gente se lo tomó mal, criticando a cuchillo. Al final escucharon el tema los mismos de siempre, y para los que iba dirigido, el público de habla inglesa y medios de fuera, no llegó. ¿Para qué me voy a dejar un pastizal en grabar este disco en inglés si me van a dar palos por todos lados y encima no voy a llegar a más gente? No descarto que no vaya a hacerlo, pero cuando acabamos la producción de este disco estaba tan cansado y quemado por este precedente, que se me quitaron las ganas. Igual en unos meses me apetece, me cojo un coach de inglés y me animo a grabarlo entero, pero, como digo, nadie debería esperar que mi prioridad número uno fuera grabarlo en inglés con la recepción tan mala que tuvo la canción que comento.

+dB: ¿Igual se trata de ir poco a poco y no todo de golpe?

Leo Jiménez: Seguramente, y es algo que tengo de verdad en mente, pero no ahora. Ahora es momento de centrarse en español, de hacer las cosas bien para mi público, que ya es mucho, y ya llegará el momento de cantar en inglés.

+dB: Seguro que muchos te habrán preguntado que por qué una versión de Shakira o por qué una canción junto a Merche, yo te voy a preguntar, ¿por qué no una colaboración con Mónica Naranjo?

Leo Jiménez: (risas) ¡Qué cabrón! Pues mira, lo de Merche ha sido por cercanía. Ella vive en Madrid, quedamos a menudo y hemos podido hacer las cosas bien. A Mónica la conozco y tengo buena relación con ella, pero no tengo esa misma cercanía que con Merche. No obstante, y que no quede ninguna duda, seguro que acabaré haciendo algo con Mónica Naranjo. Tengo muchísimas ganas y se trata de encontrar el momento y los motivos adecuados.

Sobre Stravaganzza

stravaganzza

+dB: Siempre te has referido a Stravaganzza como un grupo que nunca desapareció, pero, ¿qué hace falta para que lo retoméis?

Leo Jiménez: Primero quiero dejar bien claro que nunca nos fuimos. Segundo, que el mundo del rock en España es muy hipócrita. ¿Por qué? Porque fue un grupo que se dejó el alma, todos los componentes que pasaron por él, para llevarlo a cabo. Y, además, luchando a contracorriente y más con el cantante, yo en este caso, conocido por cantar en un grupo de heavy metal de primer nivel y que salir de ahí parecía casi una herejía. Stravaganzza era como «el que oiga esto, a la hoguera». Estaba mal visto. Nos llevamos ostias hasta en el cielo de la boca cuando lo de «Hijo de la luna» y luego, de repente, España es heavy y lo sacan en la tele y no pasa nada. Todo lo que pasó con Stravaganzza fue una injusticia. Pero es que ahora más que nunca.

+dB: ¿Cómo? ¿Por qué?

«Stravaganzza es como una bestia en letargo, pero cuando despierte, vamos a ser como una puta apisonadora»

Leo Jiménez: Porque ahora es un grupo de culto. Ahora Stravaganzza es la ostia. Hace seis años lo dejaron morir. ¿Dónde estabais todos los que ahora pedís Stravaganzza? ¿Dónde estabais? Ahora hay gente que me critica porque hago música muy sencilla y que mis letras son como para niños pequeños. ¿Dónde estaba esa gente cuando hacía letras super curradas para Stravaganzza? ¿Dónde estabais cuando investigábamos en la música, en las afinaciones, en el sonido? ¿Dónde estabais cuando investigaba en el canto y no cantaba solo heavy metal? ¿Qué pasa, que ahora de repente sí? Eso es hipocresía. Me he visto prácticamente obligado a hacer heavy metal convencional con mi carrera en solitario para poder seguir trabajando de músico y no tener que dejar la música, y ahora que la gente ya está acostumbrada al Leo heavy otra vez, han crecido, han evolucionado, echan cuenta atrás y dicen «ostias, Stravaganzza tenía buena pinta», y ahora lo escuchan y a todo el mundo le parece la ostia. Pues a todos esos hipócritas: nos dejasteis morir. Si el pastel del metal en España es un 100%, Stravaganzza tenía el 15%, que eran fans a muerte y desde aquí les mando un abrazo, a todos los Orkos y a todos los del club de fans que aman Stravaganzza, pero para el resto de rockeros y heavies, éramos una mierda. He tenido que, en cierto sentido, involucionar, y me encantan mis discos en solitario, pero clarísimamente están menos elaborados que Stravaganzza. He tenido que volver atrás en el tiempo y volver a amoldarme a lo que la gente pedía de mí.

+dB: Veo que te toca la fibra el tema…

Leo Jiménez: Sí, es que es lo que más me jode. Ahora todo el mundo quiere Stravaganzza y se muere por Stravaganzza. Sí es cierto que hay mucha gente que pide que volvamos y que son fans de la época, pero la gran mayoría en aquella época lo repudiaban. Entonces, ¿qué tiene que suceder para que vuelva Stravaganzza ya? Primero, que nos apetezca. Segundo, que se den las circunstancias económicas que en aquel momento no hubo, que nadie nos puso un duro, nadie nos ayudó, que todo lo sufragábamos nosotros. Lo siguiente sería planificarlo todo bien y, sobre todo, que todo el mundo tenga claro que, cuando vuelva Stravaganzza, no vamos a escuchar la opinión de nadie, porque a nosotros nadie nos dio consuelo cuando prácticamente nos tuvimos que retirar por la puerta de atrás. Que la gente tenga muy claro que cuando Stravaganzza vuelva, va a volver a lo bestia. Y vamos a ser como una puta apisonadora. Va a ser como si metes un elefante en una cacharrería. Pero vamos a hacer lo que nos dé la gana. Por eso este disco de Leo Jiménez es casi un preámbulo, porque estoy en un momento de mi vida en el que ya no aguanto tonterías.

+dB: Entonces, definitivamente, Stravaganzza va a volver.

Leo Jiménez: Sí, volveremos cuando tengamos que volver, y estamos deseándolo, os lo puedo asegurar. Si hay algo en el mundo que yo quiero, por encima del bien y del mal, es Stravaganzza. Pero cuando nosotros queramos y se den las circunstancias que te he comentado.

+dB: ¿Crees que las incursiones de Leo Jiménez en el territorio Stravaganzza pueden canibalizar a Stravaganzza?

Leo Jiménez: No. A ver, hablo de más, pero vamos a ser sinceros. Tengo muy claro que La Factoría del Contraste es un disco maravilloso, pero Stravaganzza es otro nivel. Stravaganzza tiene un nivel compositivo, una amalgama de sonidos y la simbiosis entre Pepe y yo es algo grande. Stravaganzza tiene una entidad, es algo grande por sí mismo. Y, ojo, que no estoy diciendo que La Factoría del Contraste no sea grande, me encanta, pero tengo que reconocer que la mayor originalidad de todo lo que he hecho en mi vida está en Stravaganzza. Y La Factoría del Contraste tiene tintes de Stravaganzza porque yo soy Stravaganzza, pero son estilos diferentes. Y Stravaganzza es algo más que Leo Jiménez o Pepe Herrero, o más que el grupo en sí, es un conjunto de cosas. Ver en el escenario a Patricio Babasasa ya es algo especial que no es tan fácil de conseguir. Se alinearon los planetas para dar a luz una banda muy especial. Es curioso porque yo ahora estoy siguiendo a una banda que se llama Myrath, que me encantan, y no sé por qué me da que ellos también nos conocen a nosotros. Además, son posteriores a Stravaganzza y tienen muchas cosas en común con nosotros. Me apostaría lo que sea a que nos conocen y les gustamos. Al igual que digo que no fue casualidad que Mónica Naranjo llamara a Pepe Herrero para su directo y sus últimos discos. No fue casualidad.

En definitiva, Stravaganzza es como una bestia que está en letargo, pero cuando se despierte… ¡preparáos! (risas)

Sobre su futuro profesional

Foto: Metaltrip

+dB: ¿Dónde te ves en 5 o 10 años como cantante? Sobre todo teniendo en cuenta tu afección crónica de la voz, que has mencionado en más de una ocasión, y que tu estilo de cantar es muy agresivo, muy físico.

«Desde que me quité el piercing de la lengua, he mejorado mucho de mi afección. He rejuvenecido como diez años de voz».

Leo Jiménez: Tengo fe en no tener que parar. Me da muchísimo miedo. Cierto es que he mejorado un poquito. Hace tres años estaba muy fastidiado. Ahora me pongo muy malo a lo mejor cuatro veces al año, pero es que en aquel entonces estaba todo el año malo. No me ponía bueno nunca. Me tiré cinco años, sobre todo en la última etapa de Stravaganzza, que es que no levantaba cabeza, y no podía seguir así. Y la gente lo notaba, porque técnicamente lo sufragaba en directo, pero yo por dentro estaba sufriendo mucho. Eso me afectaba mucho en las ganas, en la fuerza. A día de hoy, he corregido un poquito, investigando cómo podía mejorar mi afección, mi laringitis crónica, y, tío, me quité el pearcing de la lengua. Me provocaba infecciones constantes que yo no notaba, ni que me imaginaba.

+dB: ¿Y cómo te diste cuenta?

Leo Jiménez: Pues porque un día mordí el pendiente de repente, te cruje y dices, «ah, ostia, puto pendiente», y te rebotas y te lo quitas. Y de repente me puse bien durante dos meses y no me volví a poner malo. Y pasaron como cinco o seis meses hasta que me volví a poner malo, pero como una persona normal. Ya asumo que no volveré a estar como si no me hubiera puesto ese piercing nunca, pero te paras a pensar que algo así puede afectar tanto. Y es que, claro, es un cuerpo extraño en la boca que recoge un montón de virus, de guarrería, y ahí se queda. Ahora sin el piercing he rejuvenecido diez años, y en este disco lo vais a notar. Antes ya no podía cantar sin romper. Tenía que romper siempre para cantar. La gente me decía «es que últimamente rompes siempre la voz», y era cierto, era la única manera que tenía de sacar mi tonalidad. Ahora si rompo es porque quiero. He vuelto a recuperar mi capacidad de cantar limpio, en abierto, como a mí me gusta mucho también.

+dB: ¿Y dentro de diez años qué?

Leo Jiménez: Pues espero que la voz me siga respetando para que, como mínimo, siga cantando como ahora. Seguramente con el paso del tiempo me tocará bajar un poco el nivel de agudos, siendo sensato es lo que debo hacer, aunque nadie me quita que dé algún grito. Es como pedirle a Eric Adams que no lo haga, y lo sigue haciendo con 60 años en Manowar. Por supuesto que ya no canta como en el Triumph of steel, pero a día de hoy, en vez de pegar cinco gritos, pega uno, pero lo pega de puta madre. Y esa es mi intención.

+dB: ¿Y dentro de veinte años?

Leo Jiménez: Pues cuando tenga ya cincuenta y pico, si la voz me sigue aguantando, seguiré cantando. Y si no me sigue aguantando a un nivel digno, dejaré de cantar y me dedicaré a otra cosa dentro de la música. Sin despeinarme, eh. Es decir, no va a haber Leo hasta el final de los días. Eso lo tengo claro.

+dB: ¿Pero eso significa que o tenemos a un Leo cincuentón cantando heavy metal o no hay Leo?

Leo Jiménez: Yo creo que la gente quiere oír a un Leo. Y no le valdría cualquier Leo. A los fans de Yngwie Malmsteen no les valdría un Yngwie Malmsteen haciendo jazz. Quieren oír a un Yngwie Malmsteen haciendo neoclasicismo, y tocando notas a dolor. Si Yngwie Malmsteen tuviera un problema que le impidiera tocar a esa velocidad, nadie querría a ese Yngwie Malmsteen. Yo a lo mejor sí porque soy abierto de mente, pero los fans cerrados de Yngwie seguramente no querrían. Con mis fans seguro que pasaría algo parecido, pero espero que con el tiempo se vayan amoldando, y que yo pueda ir también amoldándome a la edad que vaya teniendo. Pero tampoco llego a ver a un Leo Jiménez sin ser lo que soy. No me imaginaría a unos Manowar haciendo gótico, ni a unos Metallica haciendo punk, entonces creo que Leo es lo que es, y si llega un momento en el que no puedo cantar como ahora, pues me dedicaría a otra cosa. Es que me gusta mucho tocar la guitarra. Igual montaba otra historia tocando la guitarra, con otro cantante, o cantando otro estilo… No soy de esos que se aferran a querer seguir viviendo de lo mismo toda la vida. A mí me parece incluso un error.

+dB: Además de que no es sincero para con los fans. Si no lo puedes hacer bien, es casi una falta de respeto, ¿no?

Leo Jiménez: Sí. De todas maneras, yo creo que terminaré mis días como productor, o como arreglista. Es algo que también me gusta mucho y que, con mi bagaje, creo que puedo aportar mucho.

Sobre Internet

+dB: ¿Qué pasa con el catálogo de tu música en streaming? Hay algunos discos que no están disponibles, como Los Fuertes Sobreviven o Títere con Cabeza.

Leo Jiménez: Hay cosas que son muy ajenas al músico. Por ejemplo, cuando estaba en Saratoga firmé un contrato con Avispa que tenía una serie de cláusulas, y a toro pasado te das cuenta de que igual te hipotecaste para toda la vida. Y me llevo muy bien con la gente de Avispa, pero no tener nunca jamás los derechos de tus canciones, pues es una putada. Y son ellos los que pueden hacer y deshacer con esas canciones. En la actualidad me curo mucho en salud. Cuando firmo un contrato, lo firmo de otra manera. Lo leo, lo releo y pido una serie de condiciones. Ya no me hipoteco con nadie para toda la vida. Eso mismo pasó con Warner y con DFX, que, además, son momentos en los que un músico está pendiente de tocar, y es muy fácil liársela a un grupo. La propiedad y los derechos del master siguen siendo de las compañías discográficas. Todo lo que suceda a ese respecto solo lo pueden negociar ellos. Yo a día de hoy no puedo hacer lo que quiera con mis canciones.

«Yo a día de hoy no puedo hacer lo que quiera con mis canciones por decisiones con discográficas en el pasado»

En el caso de, por ejemplo, Títere con Cabeza es de DFX Records, que está en busca y captura ese hombre, no sabemos nadie dónde está, ya le encontraremos, y creo que él revendió a su vez los derechos a EMI, con lo cual, es muy difícil. Me tendré que poner las pilas un día y meterme con abogados para volver a hacer que ese master sea mío. Lo mismo sucede con Warner, y eso que tengo muy buena relación con Warner, pero son ellos los que mandan en los discos que hice con ellos. Así que me tocará acercarme algún día a todas las discográficas con representantes legales, negociar y llegar a un acuerdo. Por cierto, lo mismo que digo lo anterior, hay que alabar a Maldito Records, que hace poquito me llamaron para avisarme de que iban a fabricar más discos de 20 Años Tras El Apocalipsis porque se agotaron todos. No tendrían porqué haberme llamado y ellos tienen el derecho de hacer con el disco lo que quieran, pero fue un detalle que agradecí un montón. Son muy buena gente. Pero, vamos, en resumen, que a día de hoy ya lo tengo todo atado y tú tranquilo que ya no firmo nada de un disco cedido para toda la vida (risas).

+dB: Y ya para acabar, año 2016, ¿cuál es la relación de Leo Jiménez con Internet? Porque siempre has sido un poco hater…

Leo Jiménez: Voy a peor. Me he puesto las pilas. De hecho, el pasado Jueves Santo vi cómo funciona Twitter por primera vez (risas). Me pareció una mierda, no me gustó nada y, sin embargo, mi community manager se lo pasó de puta madre comentando cosas por Twitter y yo lo leía y decía, joder, si gracioso es, pero ni de coña me meto en este sarao. Desde aquí le mando un abrazo a Tyrson, porque la verdad es que él se come todo el marrón de lo que yo odio a muerte. Y a Manolo con la página web, y Tyrson también con el Facebook, y demás. Pero vamos, que me da tanto asco Internet que no me haría un perfil personal de Facebook ni loco. Y hace como cuatro años que no tengo WhatsApp. Así que, sí, cada día voy a peor. Me aíslo de todo lo que tenga que ver con las nuevas tecnologías. No me queda otra que conocerlo, dejarme asesorar y saber de qué va la vaina, tengo todo lo que hay que tener en redes sociales, pero yo no quiero saber nada. Me la pela.

+dB: ¿Pero en tu circulo social, nadie tiene WhatsApp, Facebook, etc?

Leo Jiménez: No, hombre. Yo soy el más talibán en ese aspecto.

+dB: ¿Pero no te presionan tus colegas?

Leo Jiménez: (risas) Sí, sobre todo mis colegas del WhatsApp. «Oye, tío, que me tengo que gastar dinero mandándote SMS» y eso es cierto, pero yo les digo que no pienso meterme en esa mierda. Cuando tenía WhatsApp yo perdía el día leyendo todo, porque ya que lo tenía era como una falta de respeto no leer todo. Y me di cuenta de que cuando un día no leías a alguien, la peña te decía «qué cabrón, no me has leído», y me agobiaba muchísimo. Si me dieran la potestad de erradicar Internet con un botón rojo aquí mismo, te juro que lo haría, sobre todo porque le estamos dando credibilidad a cualquier soplapollas que consigue que algo se haga viral. Estamos viviendo una mentira y yo no quiero ser parte de ella.

+dB: ¡Vaya conclusión! Con eso cerramos la entrevista entonces, ¡muchas gracias!

Leo Jiménez: (risas) ¡A ti!

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