El nuevo disco de David Bowie, Blackstar, probablemente sea uno de los más difíciles de criticar del panorama musical actual. David siempre ha sido un artista de vanguardia y sus canciones nunca fueron típicas ni compuestas para triunfar o ser alabadas en los medios especializados. En otras palabras: una review puede decir que el álbum es buenísimo, pero perfectamente tú lo podrías odiar. O al revés. Y esa es la máxima virtud del cantante inglés.
Aclarado eso, escuchemos de la manera más objetiva posible esta ‘estrella negra’ (que, además, es el autorregalo de cumpleaños del propio Bowie):
«Blackstar» es el psicodélico tema de diez minutos que nos da la bienvenida. Tiene una intro experimental, con cierto regusto arábigo, que se refuerza cuando David comienza a cantar. Unos coros le dan un toque algo siniestro y onírico a las melodías, que se apoyan en una batería que va marcando un ritmo dispar y unos arreglos ricos, entre los que cabe destacar el maravilloso saxo de Donny McCaslin, que sabe alternar entre el jazz más relajado y el más contemporáneo y disonante. El bajo aparece y desaparece para darle énfasis a unas partes o para destacar otras pero, en cualquier caso, como en la producción del corte, todo está medido al detalle. Todo un viaje sonoro que da un giro hacia lo astral a partir de la mitad gracias a ese interludio happy, muy de musical de Hollywood.
No pierdas ojo a la letra, en la que Bowie aclara que no es ni un gangster, ni una estrella del pop, ni del cine: es una estrella negra. Y el vídeo es una auténtica locura acorde a tan bizarro despliegue musical, en el que, por cierto, hasta aparecen flautas traveseras, guitarras eléctricas y unas orquestaciones hechizantes. Sorprendente, rica y elegante.
«‘Tis a Pitty She Was a Whore» ya la pudimos escuchar en el recopilatorio Nothing Has Changed, que salió a la venta en noviembre de 2014. Sin embargo, esta nueva versión es mucho más limpia, más jazzera y más acorde a la onda espiritual/astral que comentábamos en «Blackstar». Las partes de saxo son desquiciantes pero, al mismo tiempo, dotan de carácter a una canción con mucha actitud y en la que las influencias ochenteras son más que evidentes. Atento a la manera que tiene de crecer en la recta final.
«Lazarus» arranca con unas guitarras en limpio a lo The xx, pero en cuanto entran los arreglos de viento ese pequeño guiño se queda simplemente en eso. Creo que es uno de los cortes más redondos de todo el álbum, tanto por la parte musical como por la letra, en la que David hace todo un ejercicio nostálgico, vital y sincero. Le escuchamos frases como «I’ve got scars that can’t be seen», «Everybody knows me now», «I’ve got nothing left to lose», «I was living like a king» o «I was looking for your ass». En lo musical, quizá sea una de las más directas y menos experimentales del trabajo, pero la interpretación es tan genial y llena de feeling que tiene un ‘algo’ que te atrapa, desde ese guitarrazo de la estrofa a esos sintetizadores que envuelven las voces del artista. Genial.
«Sue (Or In a Season of Crime)» es otra de las que el artista ya había presentado en Nothing Has Changed. Al contrario que en la edición ya publicada, esta suena más rockera y menos jazz, y es que las guitarras tienen un protagonismo especial que, combinadas con los arreglos de viento y cuerda, le dan un toque muy progresivo al tema (pienso aquí en Opeth, Porcupine Tree o Genesis). En poco más de cuatro minutos apreciarás muchísimos cambios, una batería chispeante y un David que canta con esa rotundidad pomposa que siempre le gustó mostrar. Es una mezcla entre avant-garde, rock progresivo y minimalismo.
La más melódica y comercial, entre muchas comillas (es David Bowie al fin y al cabo), es «Girl Loves Me», que tiene un groove electrónico sobre el que el vocalista brilla con frases que se pegan a la primera como «Where the fuck did Monday go?». Las armonías arábigas vuelven a hacer acto de presencia, lo que confiere a la canción ese toque misterioso y profundo que tanto predomina en Blackstar. Una de mis favoritas, no tanto porque enganche (que también), sino porque tiene una dinámica y una producción sobresalientes (fíjate bien en cada arreglo y sabrás a lo que me refiero).
«Dollar Days» tiene un inicio con piano, guitarra en limpio y saxo que suena extremadamente íntimo y sensual. David canta con un timbre inocente, medio-agudo y cargado de significado. El empaste con «I Can’t Give Everything Away» es tan natural que, si no te das cuenta, pensarás que no ha habido salto de canción. Eso sí, esta es más animada, casi por momentos funk. Bowie firma una de sus mejores interpretaciones de Blackstar, no solo porque lleva al límite su capacidad vocal (no pienses nada espectacular, que tiene 68 años), sino porque transmite cada frase que canta. Una vez más, la producción es muy cuidada, con un saxo siempre presente y con unos solos de guitarra eléctrica cautivadores que le quedan que ni pintados al tema. Muy buen colofón.
Conclusión
Si ya de por sí debe ser difícil ser David Bowie, imagina lo que es publicar 25 discos de estudio y seguir innovando en cada uno de ellos. Hablamos de un hombre que rompió moldes en los años 60, en los 70, en los 80, en los 90 y también en los 2000. Blackstar no es una excepción y la única pega es que es demasiado corto. 2016 no podía comenzar de mejor manera. Eso sí, no creo que a estas alturas haya que aclarar que no es un trabajo para todos los públicos, ¿no?
Ficha
Discográfica: ISO Records
Fecha de publicación: 9 de enero de 2016
Dos canciones fundamentales: «Lazarus», «Girl Loves Me»
Escúchalo: en Spotify
Cómpralo: Amazon, iTunes, Fnac (físico)
Portada
Listado de temas
- Blackstar
- ‘Tis a Pity She Was a Whore
- Lazarus
- Sue (Or In a Season of Crime)
- Girl Loves Me
- Dollar Days
- I Can’t Give Everything Away
Gira
David Bowie no tiene conciertos confirmados y no es probable que los tenga. Como dice su productor Tony Visconti, «sería una total sorpresa si vuelve a tocar en directo».
Un rollo es lo que es.
Para ser moderno e innovador no hace falta tener 25 años y dejarse barba para parecer que tienes 50 y vienes del siglo IXX, es un don que no se persigue se tiene, una de las mejores placas del año que acaba de empezar, sino en 350 lo discutimos.
Para los detractores, existen bastoncillos de algodón que aclaran el oído de tanto nuevo gurú de trip-pop-hi-hop.
Genial!
Por cierto quise decir XIX que igual alguno de estos modernillos le sale la vena pedante y se agarra al clavo ardiendo
El Disco sin ser el mejor tiene tres canciones buenas,y eso es mas de lo que se puede decir de la mayoría de la gente de ahora
,Bowie siempre fue una estrella en el amplio sentido de la palabra,y siempre intentaba evolucionar en sus discos no vendernos refritos,ha sido uno de los grandes sin duda.